por Lilliana Ramos Collado
“Uno a la batalla entra muerto. Todo es ganancia”, dice El Libro de la Guerra, de Tsun Zu. Eso también, en casi las mismas palabras, lo dijo Simone Weil en su célebre libro La ilíada o el poema de la fuerza: el orgullo del guerrero está ahí, en saber que someterse a la violencia implica, de antemano, la muerte y, sólo por fortuna, la vida. Pero esa ética de la guerra funciona sólo cuando queremos la guerra y a ella, de antemano, le hemos de sacrificar la vida.
Homero, quien produjo los libros que forman la base de la literatura occidental, dijo siempre lo contrario: NO a la guerra. Casi nadie lo lee como yo, pero si hay alguien pacifista en las letras universales es el Poeta Ciego de la Guerra de Troya. En su Ilíada vemos caer a los más diestros y brillantes soldados en las garras mortales de la guerra. Orgullo, narcisismo, impudor ante la muerte, ambición, hambruna de fama, van segando la vida de tantos que apenas comienzan a vivir. Y todo por saquear las riquezas de Troya y por recuperar a una reina secuestrada, pues Helena es apenas una excusa barata para esgrimir el hierro afilado de la destrucción.
Aquiles, el héroe máximo de esta guerra mítica, sabía que moriría joven en la batalla, y vio ahí su premio: fama inmortal; pero luego, en La Odisea, cuando Ulises baja al Hades en busca de instrucciones para regresar a su casa después de sus largos viajes, el fantasma de Aquiles le dice: “Yo hubiera preferido ser esclavo del más pobre pastor de ovejas, y no estar aquí, reinando entre los muertos.” Esta sabiduría postmortem le dice al héroe de Ítaca que la guerra no ha valido la pena.
La pregunta es, ¿por qué, después de tanto sacrificio, Aquiles se arrepiente de haber dado la vida en el campo de batalla? Pensar en el Hades ser esclavo de un pastor nos da la clave: el sacrificio hay que darlo por la prosperidad, no por el saqueo o por la muerte.
Miremos bien estos textos que supuestamente alientan al joven lector a ser un héroe de guerra, soldado diestro, asesino elegante: todos los que saquearon la bella ciudad de Troya fueron castigados por los dioses: Odiseo, por haber causado la caída de la ciudad, debe vagar por 10 años por mares peligrosos antes de volver a su casa. Su regreso es un adiestramiento en cómo ser un buen rey, regresa a una Itaca desolada por jóvenes vagos que un día serán soldados. Ulises se da cuenta: las ciudades son sagradas, necesitan del apego y el esfuerzo de todos. Sin ciudad no hay individuo, y es el colectivo el que debe imperar cuando se trata de volver al orden productivo.
No hay humanidad sin ciudad. La ciudad, nos dice Homero, está necesariamente reñida con la guerra. Leamos bien a Homero. Troya era sagrada, llena de artesanos, domadores de caballos, hombres dedicados a la labranza y a hacer crecer a los suyos. Leamos bien. La guerra nunca es kool. Y esto se sabe al menos desde hace 3,000 años.
Gracias Lilliana por regalarme tu saber.
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Te felicito, Alberto, por acumular tantas fichas. Simplemente, no estamos de acuerdo. Mi bibliografía es diferente. Y de todos modos, ¿cómo saber si has leído y entendido todo esto? Sorry. La literatura es infinita, sobre todo las letras antiguas, de las cuales, como dice sabiamente Borges, «desconocemos los énfasis». Los argumentos de autoridad (ser director de departamento, etc.) nunca son válidos. De hecho, según Aristóteles, son falacias. Aprende a vivir con los desencuentros intelectuales. Si alguien tuviera razón en todo, no valdría la pena seguir leyendo, escribiendo, analizando, aportando un nuevo filón intelectivo. La autoridad es canon, y siempre es mortal para la literatura, que para seguir viva necesita de nuevos lectores y nuevas lecturas. De lo contrario, se escletoriza. Yo sigo buscando, sigo interpretando. Más de 400 personas han leído esta nota sobre Homero en menos de 24 horas. No sé si esa multitud es una «autoridad», pero a mí me ha gustado ser leída por tanta gente diversa que no ha tenido que dispararme con la bala mezquina de la autoridad ni con la estridencia de quien se ofende con la diferencia de opinión. No te preocupes. Nunca me tendrás en tu salón de clases. Te lo prometo. Además, me preocupa tu odio, que intuyo va más allá de Homero. El odio también esclerotiza. Te sugiero busques algo que te distraiga de este odio. Se nota demasiado. Anyway, de mi parte, no tendrás con quien trabar una guerra. Me interesa más Homero. 🙂
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Esta lectura que hace usted hace de la Ilíada es sumamente absurda. Seguramente la hizo a partir de Troy, la película fallida de Wolfgang Petersen. En ningún lugar de la Ilíada hay un statement en contra de la guerra. Es más, en el Segundo Canto, Homero o los poetas homeridas (si se sigue la tradición del debate sobre la autoría de la Ilíada iniciado por F. A. Wolf a finales del siglo XVIII y los seguidores de la escuela de la Cuestión Homérica del Siglo XIX) introduce(n) un personaje llamado Tersites, cuya función es, a todas luces, contrastarlo con los aristoi o los mejores–como se les llama a los líderes aqueos o micénicos (como los denominó Schliemann). Tersites es un ser deforme que representa los valores negativos y contrarios a la areté de los guerreros homéricos. Es decir, su fisionomía o fisiognomía desagradable es una exteriorización de la cobardía que jamás presentaría Ulises (que es contra quién lo dibuja la tradición homérica). Me parece un contrasentido lo que uisted aduce, pues parece que no ha leído a cabalidad el poema épico. Es más, los valores guerreros quedan resaltados una y otra vez (siempre en función del destaque individual, jamás en pos de una visión corporativa, como en el caso de los romanos). En el Canto XIX se lleva a un extremo sumo cuando Aquiles retorna glorioso a la batalla. Las descripciones del poema están dirigidas a exaltar al guerrero que ha reconocido su error (anagnórisis) en pos de la restitución de su areté o ideal de excelencia. La misión de Aquiles es vengar la muerte de su amigo y amante Patroclo, quien sucumbió a manos de Héctor, príncipe troyano. Una y otra vez, Homero o los poetas homeridas resaltan las habilidades de los guerreros. Bástese con ver el canto XXIII, donde se realizan los juegos en honor a Patroclo. Esos juegos, que prefigurarán los deportes celebrados en las Olimpiadas (celebradas por vez primera en 776, primer fecha exacta de la historia de la antigua Grecia), los Juegos Píticos y los Juegos Istmicos, van de la mano de las acciones que realizan los guerreros y/o forman parte de su ejercicio militar (e.g., el lanzamiento de la pica, las aurigas–carros tirados por caballos o el arco y la flecha). Esos pasajes que usted saca al azar y descontextualiza impunemente, muy bien podrían entenderse a la luz del presente de los griegos jonios, descendientes de los aqueos o micénicos, quienes compusieron el poema y a quienes va dirigido el mismo. Lo que resaltan los jonios es el pasado glorioso de los que ellos forman parte. Por eso, el poema termina con los funerales de Héctor, pues habiendo mostrado su areté de guerrero, Aquiles exhibe una areté superior, que es la areté humana. Pero la lectura de la paz no está en todo el poema, que no sea la celebración del momento presente de los jonios; como cuando Aquiles canta la antigua memoria de los héroes en el Canto IX, que es una proyección del presente jonio que ya ha recibido el poema homérico. o, como acaece en el canto XVIII, en que Hefesto fabrica el escudo de Aquiles donde el dios esculpe las escenas del presente jonio. Es decir, Aquiles carga consigo, en sus armas, la promesa del futuro.
Prof. Alberto Martínez-Márquez
Director del Departamento de Humanidades de la UPR-Aguadilla
Catedrático Asociado
Profesor de los cursos de cultura Occidental por 22 años y estudioso empedernido de las culturas Griega y Romana.
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Creo que tu bibliografía está muy atrasada, Alberto. Un poquitín más de estudio, y quizás menos entusiasmo, son la clave para entrar en serio en los ricos y complejos textos de Homero. Sugiero que busques bibliografía más reciente. Mucha arqueología nueva deja muy atrás lo que evidentemente sigues leyendo. Los diferentes pasados de Grecia se han expandido en estos últimos 20 años con el ingenio y el trabajo de muchos nuevos sabios y eruditos. Dale, en Amazon encontrarás muchos estudios con interesantes puestas al día de los estudios homéricos. Suerte!
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