Etiquetas

, , , , , , ,

En esta obra, ese jardín se trastrueca en una cárcel pavorosa, en prisión gótica, en un laberinto de pasiones incomprensibles, en un semillero de la locura.

Arnaldo Roche Rabell, «El jardín de la intolerancia» (2002) Tríptico 12′ x 36′. Museo de Arte de Puerto Rico.

por Lilliana Ramos Collado

La recuerdo como hoy, en una sala enorme y generosa del Museo de las Américas. Corría el año 2003, y se exponía una de las más impresionantes exhibiciones de Arnaldo Roche Rabell, Fraternos, cuyas obras constitutivas fueron desarrolladas entre 2001 y 2003. Vincent y Arnaldo, Vincent y Théo van Gogh, Arnaldo y su propio hermano mayor muerto en una situación trágica, apuntalaron el repertorio de obras de Fraternos. Los temas: la proverbial y mítica rivalidad entre hermanos desde la antigüedad hasta el presente, la tópica rivalidad pictórica entre exterior e interior, la gama cromática de las obras que remite a la paleta del van Gogh en Arles… pero no exactamente, la famosa y ubicua silla de pajilla como objeto primate de los interiores de van Gogh, la respuesta de Roche al crear interiores confusos que abigarran un tropicalismo de pesadilla. La obra más impresionante de toda la exhibición: El jardín de la intolerancia (2002), un tríptico con un tamaño total de 12’ x 36’.

De San Juan, la exhibición viajó al Museo de Arte de Ponce ese mismo año. Para mi sorpresa, faltó ahí El jardín de la intolerancia que, por su extraordinario tamaño (el mismo de las grandes machines de antaño), no pudo ser colocada en las salas del MAP. La próxima parada de El jardín de la intolerancia fue el Museo de Arte de Puerto Rico donde, a partir de 2004, estuvo por varios años en préstamo. Recuerdo el anuncio de publicidad del MAPR protagonizado por Chayanne con este enorme jardín de trasfondo. Eventualmente, la obra regresó al estudio de Roche como parte de su colección privada. Esto no es de extrañar: Roche se caracteriza por la capacidad de saber exactamente cuáles son sus mejores obras, y en su colección personal se encuentran los tesoros de su carrera.

El más reciente avistamiento de El jardín de la intolerancia fue en el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico como parte de la exhibición multimuseo Puerto Rico: Puerta al Paisaje (2013, MAC y Museo de Historia, Antropología y Arte UPR), que tuve el privilegio de curar para el MAC. El MAC colgó prominentemente la obra de Roche, para pasmo y delirio de los visitantes, y para deliberación en conversatorios, recorridos curatoriales, entrevistas y otras actividades.

Hace un par de días, el Museo de Arte de Puerto Rico anunció, en una ceremonia de inauguración y bienvenida, la adquisición y colgada oficial de El jardín de la intolerancia en sus salas. Estos fraternos peregrinos —Vincent/Theo, Vincent/Roche y Roche/Hermano— al fin han alcanzado un hogar permanente. Debo decir que, en cada lugar que he visto esta obra, sus significados me han multiplicado. Hoy creo que es obra que merece estudio por entre la gran mayoría del repertorio plástico puertorriqueño.  Continúa leyendo aquí: