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por Lilliana Ramos Collado

“Pero, entonces, ¿qué es el mal gusto? Es invariablemente el gusto de la época que nos precede. El mal gusto de los tiempos de Ronsard era Marot; el de los tiempos de Voltaire era Corneille; Voltaire era de mal gusto en la época de Chateaubriand, a quien mucha gente hoy día comienza a encontrar un poco flojo. ¡Oh, gentes de gusto de los tiempos futuros! Les pido consideración para las gentes de gusto de hoy. Ustedes se reirán un poco de sus calambres estomacales, de sus desdenes soberbios, de su predilección por el venado y por los lácteos, y las muecas que hacen cuando se les sirve la carne sangrante y las poesías demasiado calientes.

Al igual que lo que es bello será feo, el que es gracioso parecerá tonto, el que es rico parecerá pobre, nuestros deliciosos tocadores, nuestros encantadores salones, nuestros arrobadores vestidos, nuestros interesantes folletines, nuestros dramas palpitantes, nuestros libros serios, ¡oh!, ¡oh! ¡cómo nos atosigarán en las buhardillas, cómo harán mantequilla, papel, humus, estiércol, con nosotros! ¡Oh, posteridad! ¡No te olvides de nuestros vestíbulos góticos, de nuestro mobiliario renacentista […], de la forma de nuestros sombreros y de la estética de la Revue des Deux Mondes

— Gustave Flaubert, Par les champs et par les grèves, 1847.

Releyendo The Old Curiosity Shop, de Charles Dickens, vol. XIV de mi edición favorita de las obras completas de Dickens: The Oxford India Paper Dickens, Copyright Edition With Illustrations by Cruishank, 'Phiz,' &c., In Seventeen Volumes...

Releyendo The Old Curiosity Shop, de Charles Dickens, vol. XIV de mi edición favorita de las obras completas de Dickens: The Oxford India Paper Dickens, Copyright Edition With Illustrations by Cruishank, ‘Phiz,’ &c., In Seventeen Volumes (sin fecha).

I. La caja negra

“¿Por dónde comenzar?” es la pregunta clásica de todo estudioso de la literatura ante lo que Roland Barthes llama “el fenómeno textual experimentado como una riqueza y como una naturaleza”[1]. ¿Qué aspecto de The Old Curiosity Shop [La tienda de antigüedades] debemos analizar primero para que nos ayude a descubrir su estructura, a escuchar diálogos y no voces aisladas, a ver más allá de trama, personajes, eventos, lenguaje? ¿Cómo recuperar luego ese excedente de sentido que signa la singularidad de esta nvela entre todas las demás? La pregunta pertinente es: ¿Qué significa The Old Curiosity Shop, el título de la novela?

Me parece que The Old Curiosity Shop encierra una ponderación profunda del género novelesco en su transición entre el “romance” y la novela realista. Dickens se despide del “romance” por ser arcaico e inadecuado, y con esto no digo que en sus novelas posteriores él no retomará algunas de sus técnicas y motivos, ciertos ambientes y personajes. Digo simplemente que Dickens no volverá al “romance” como subgénero de la narrativa. El tratamiento de todos los elementos en The Old Curiosity Shop tenderá hacia ese fin: la muerte del “romance”.[2] El “tema” de esta novela no es la pequeña Nell y sus aventuras, sino la novela misma, como género y como una manera de interpretar el mundo.

Recurro a la famosa “caja negra” de Barthes:

La tarea de una descripción científica es explicar cómo se efectúa el pasaje de A a B y cuáles son los enlaces entre estos dos conjuntos (si los eslabones intermedios son demasiado complejos y escapan a la observación, se habla en cibernética de caja negra)”. Frente a la novela como sistema de intercambio de informaciones, [esta] formulación […] puede inspirar una primera etapa: establecer primeramente los dos conjuntos límites, inicial y terminal, y luego explorar por qué vías, a través de qué transformaciones, de qué movilizaciones, el segundo se asemeja o se diferencia del primero: en suma, es necesario definir el pasaje de un equilibrio a otro, atravesar la ‘caja negra’.[3]

En el caso de The Old Curiosity Shop, la descripción de las etapas inicial y terminal parece ser bastante sencilla, ya que la novela ostenta una ordenación perfectamente lineal en su cronología y pretende moverse en progresión. Comienza en el pasado y termina en el futuro de ese pasado.

La pequeña Nell en su habitación en la tienda de antigüedades. Ilustración de la edición de Oxford de la novela The Old Curiosity Shop (s.f.)

La pequeña Nell en su habitación en la tienda de antigüedades. Ilustración de la edición de Oxford de la novela The Old Curiosity Shop (s.f.)

La novela comienza con la caracterización del narrador, Master Humphrey, un hombre viejo que gusta de vagabundear de noche por la ciudad, con afición a la imaginación especulativa: un desocupado creativo. El narrador describe su ocupación preferida (la llama idle pursuit), que es adivinar (más bien, imaginar) la biografía de las personas atisbadas fugazmente bajo la luz de un farol. La noche es perfecta para esta vocación imaginativa ya que la dura luz del día destruye “estos castillos en el aire al instante de completarlos, sin mayor ceremonia o remordimiento”[4].

En plena oscuridad, priva el sentido de muchedumbre anónima y ruidosa en una ciudad laberíntica que se describe como un cementerio. El narrador se imagina a un enfermo tratando de discernir quiénes vienen y van por las calles a base del ruido y el ritmo de sus pasos.

¡Imaginen el murmullo y el ruido siempre presentes ante sus sentidos, y la corriente de vida que no cesará, fluyendo más y más y más, a través de todos sus sueños intranquilos, como si estuviera condenado a yacer, muerto aunque consciente, en un cementerio ruidoso, sin esperanza de reposo por los siglos de los siglos![5]

Lo que sigue es una exposición de los temas y personajes principales de la novela. Ya aparecen aquí binomios tales como la noche y el día, el encierro y la libertad, la vejez y la juventud, el movimiento y el estatismo, el campo y la ciudad, la verdad y la mentira, la belleza y la fealdad, la inocencia y la maldad. Otros motivos ya están aquí presentes: la muerte en el agua, el caminante que lleva un peso sobre sí, el pájaro cautivo, el secreto, el peregrinaje… el tiempo circular, a-histórico, mítico.

Charles Dickens 's ' The Old Curiosity Shop'

Nos enfrentamos también a la tienda de antigüedades:

… uno de esos receptáculos de cosas viejas y curiosas que parecen agazaparse en una que otra esquina de esta ciudad, y esconder de la mirada pública, con celo y desconfianza, sus mohosos tesoros. Había, aquí y allá, trajes de malla en pie como fantasmas en armadura; tallas fantásticas adquiridas en claustros monásticos; armas oxidadas de varios tipos; deformes figuras en porcelana china y en madera y en hierro y en marfil; tapices, y muebles extraños que podrían haberse diseñado en sueños.[6]

La forma en que está descritos el abuelo y la pequeña Nell indica el lector que ellos son dos curiosidades más, una menos extraña que la otra, expuestas en la tienda de antigüedades. Sobre el abuelo se dice:

El aspecto demacrado del viejecito se ajustaba maravillosamente al lugar.[7]

Y sobre la pequeña Nell:

¡Tan y tan joven, tan espiritual, una criatura tan leve y tan parecida a un hada, pasando largas y aburridas noches en un lugar tan contrario a su naturaleza![8]

Desde este primer capítulo sabemos que el abuelo se trae algo sospechoso, que su afecto por la niña convive con su posible villanía, que los papeles familiares están invertidos (es la niña la que cuida de su abuelo y de la casa), lo que hace de la niña, técnicamente, una huérfana.

Algunos detalles de los razonamientos del narrador al final del capítulo me parecen importantes aquí:

Veía [la] imagen [de Nell], sin esfuerzo alguno de mi imaginación, rodeada y acosada por todo aquello que era extraño a su naturaleza, y más lejano a las simpatías de su sexo y edad. Si mi imaginación hubiese carecido de todas estas ayudas, y si me hubiese visto forzado a imaginármela en una habitación común y corriente, desprovista de cosas raras y misteriosas, muy probablemente su estado extraño y solitario me habría impresionado menos. Tal cual era, ella parecía existir en una especie de alegoría; y al tener estas formas a su alrededor, reclamó mi interés de tal forma que […] no me la podía sacar de la mente, no importa cuánto tratase.

Lo que sigue es un resumen de la historia de Nell según se desarrollará en el resto de la novela:

“Sería una curiosa especulación”, dije, luego de dar varias vueltas inquietas alrededor de la habitación, “imaginármela en su vida futura, manteniendo su curso solitario por entre una multitud de compañeros estrafalarios y grotescos; el único objeto puro, fresco y juvenil en el gentío. Sería curioso encontrar…”

Aquí me contuve, ya que el tema me estaba arrastrando a gran velocidad, y ya veía ante mí una región en la que no estaba yo muy dispuesto a entrar. Me dije que estas eran vanas musarañas, y decidí irme a dormir y enamorar el olvido.

Pero, durante toda la noche, desvelado o en sueños, los mismos pensamientos se repitieron, y las mismas imágenes se apoderaron de mi cerebro. Tenía constantemente ante mí las viejas habitaciones oscuras y sombrías — los enjutos trajes de malla con su aire silencioso y fantasmal — las caras todas torcidas, sonriendo desde la madera o la piedra —el polvo, el moho y el gusano que vive en la madera — y, sola entre toda esta madera y ruina y fea edad, la hermosa niña en su dulce reposo, sonriendo a través de sus sueños leves y soleados.[9]

El primer capítulo de la novela encierra, por decirlo así, el plan completo de la historia, y el plan completo del relato: La historia es la de la pequeña Nell, en su viaje, rodeada de gentes extrañas, en cuyo final la vemos dormida en medio de la ruina y la vetustez. El relato tiene su propia historia: la del relato en busca de un narrador. Si Master Humphrey termina este capítulo renunciando a ser el narrador de la historia de Nell, podemos predecir con bastante certeza que Nell terminará encontrando a otro narrador que cuente su historia, llena de rarezas y curiosidades. El hallazgo de este otro narrador es el tema central del último capítulo.

Analicemos el último capítulo de The Old Curiosity Shop a la luz de la caja negra barthiana. El punto terminal de esta novela establece otro sistema en equilibrio. Comienza el capítulo así:

El carrete mágico que, dando vueltas, ha traído al cronista hasta aquí, va reduciendo su marcha, y se detiene. Está ante su meta; la tarea toca a su fin.

Sólo queda despachar a los líderes del pequeño grupo que nos ha acompañado en el camino, y así completar la jornada.[10]

Se trata de un capítulo de resumen en el cual se le informará al lector lo que ha pasado con cada cual, bueno o malo, santo o villano, víctima o victimario. Los hermanos Brass desaparecen en la pobreza de Londres. Quilp, como se había anticipado en el capítulo 1, muere ahogado, en lo que se interpreta como un suicidio, aunque Tom Scott asume su papel. Betsy Quilp queda viuda rica y se casa. Los Garland siguen su vida armónica y cuasi-pastoril; Swiveller se cura, hereda dinero de su tía, decide educar a la Marquesa (ahora Sofronia Esfinge) y se casa con ella; Fred Trent se asocia con los jugadores de barajas, todos acaban en manos de la ley y Trent luego muere ahogado en París; Marton rechaza la oferta del tío abuelo de Nell de irse a vivir a Londres y se queda en el pueblecito con el niñito que todavía guarda luto por Nell; el tío abuelo se convierte en un peregrino que sigue amorosamente la ruta de su hermano y de Nell —el beatus ille de éstos convirtiéndose en el ubi sunt de aquél— y va derramando bondades entre todos los que ayudaron a sus parientes durante el peregrinaje; Kit se casa con Bárbara y tienen muchos hijos, trabaja, sale de la pobreza, y se convierte en narrador al contarle a sus hijos las peripecias de Nell:

Por la noche, el pequeño grupo se reunía a su derredor  y todos le pedían que les volviera a contar el cuento de la buena y pequeña Nell, que murió. Kit lo hacía. Y cuando se ponían a llorar al escucharlo, deseando que el cuento fuera más largo, les hablaba de cómo ella se había ido al Cielo, como hacen todas las personas buenas; y cómo, si se portaban bien como ella, podían tener la esperanza de ir allá también, un día, y verla y conocerla como él la había visto y conocido cuando era apenas un niño.[11]

Como remate de su cuento, Kit lleva a sus hijos al lugar en que solía estar la tienda de antigüedades, como si visitaran el lugar de un monumento, aunque ya la tienda ha desaparecido y en su lugar hay una “buena carretera”. El “espacio sagrado” que fue origen del cuento ha sido substituido por el vector de la historia.[12] Así desaparecerá eventualmente el relato de Nell, transformada ella en un personaje de cuento, y su corta vida reducida a un exemplum para niños.

Si hasta este momento no habíamos entendido el propósito del personaje de Kit, lo vemos ahora claramente: Kit será, aunque en precario, el transmisor de la historia de Nell. La novela termina así:

Tal es la mudanza producto de unos pocos años, y así las cosas pasan a la otra vida, como un cuento que se cuenta.[13]

¿Qué quiere decir el narrador con “como un cuento que se cuenta”? ¿Será que las cosas mueren como en un cuento que se cuenta, o que las cosas mueren como, por ejemplo, un cuento que se cuenta? ¿No será esta última oración de la novela el epitafio de la tienda de antigüedades? No hay duda de la riqueza de esta ambigüedad. ¡Singular es esta “tienda de ambigüedades” y este peregrinaje en el que los peregrinos viajan en redondo sin ir a parte alguna! Veamos.

II. De peregrinaje

Hemos visto cómo el primer capítulo y el último de la novela establecen el inicio y la conclusión no de la historia de Nell, sino del relato que encierra a dicha historia. Marcan el principio y el final de la búsqueda de un narrador que proferirá el enunciado narrativo. La otra historia, la del increíble y triste viaje de la cándida Nell y su abuelo desalmado (y no estaría mal leer The Old Curiosity Shop a la luz de La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada, de Gabriel García Márquez) está dentro de la otra y tiene, también, su principio y su final: la historia de Nell comienza, propiamente, en el capítulo 2 y termina en el capítulo 72, con la muerte del abuelo.

La pequeña Nell y su abuelo se preparan para abandonar la ciudad.

La pequeña Nell y su abuelo se preparan para abandonar la ciudad.

Vale notar que, aunque Master Humphrey nos ha dicho que ha preferido detenerse en una región a la que no quiere entrar (la vida futura de Nell, que no presenta buenos augurios), se queda con nosotros los lectores para introducir al resto de los personajes (Fred Trent, Dick Swiveller, Daniel Quilp) y para revelarnos la crasa duplicidad del abuelo. Ahora bien, también hay que señalar que Master Humphrey decide retirarse definitivamente de la narración precisamente antes de comenzar a describirse, en mayor detalle, a Quilp, un personaje que nos remite otra vez a las rarezas de la tienda de antigüedades. Quilp representa, de nuevo, esa región a la que Master Humphrey prefiere no entrar. La alusión es sencilla: Master Humphrey se niega a narrar una novela gótica o su complemento: el cuento de hadas. Un nuevo narrador tendrá que encargarse de recoger para el lector los viajes y las aventuras de Nell.

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El Capítulo XV, que recoge la huída de Nell y su abuelo de la ciudad, nos da la orejita ordenadora de la historia de Nell:

Había un viejo ejemplar de Pilgrim’s Process, con ilustraciones extrañas, en una tablilla en la casa, que ella había leído ávidamente durante veladas completas, preguntándose si era verdad palabra por palabra, y dónde podrían estar aquellas distantes tierras con nombres tan curiosos. Mientras miraba hacia el lugar que habían dejado, una parte de la novela vino a su mente con fuerza.

“‘Querido abuelo’, dijo, ‘sólo que este lugar es más bonito y mucho mejor que el verdadero, si el del libro  es como éste, siento como si ambos fuéramos Christian y hubiéramos abandonado, sobre esta grama, todas las cuitas y las tribulaciones que trajimos con nosotros para nunca volver a cargarlas.[14]

La historia de Nell está basada, de forma bastante relajada, en la peregrinación de Christian, protagonista de Pilgrim’s Progress, desde la Ciudad de la Destrucción hasta la Segunda Jerusalén, la Ciudad de la Salvación.[15] De hecho, el punto cero de la historia de Nell es cuando la protagonista se da cuenta de que ha experimentado “la caída”:

Solía leer para [mi abuelo] al calor del hogar, y él se estaba sentado escuchando, y cuando yo dejaba de leer y comenzábamos a hablar, él me contaba cuentos sobre mamá, y cómo en otros tiempos, cuando niña, ella se parecía a mí y hablaba como yo. Luego, él solía sentarme en sus rodillas y trataba de hacerme entender que ella no estaba en su tumba, sino que había volado hacia un hermoso país más allá de los cielos, donde nada moría o se ponía viejo — fuimos muy felices una vez.[16]

Vemos de nuevo a Nell en el Capítulo 11, en el cual se nos habla de la aplastante monotonía y la soledad de sus días y sus noches. Nell, en su ventana, es una espectadora de la realidad, y no una participante:

En una de estas habitaciones había una ventana que daba a la calle, donde la niña se sentaba, durante muchas largas veladas, y a veces hasta tarde en la noche, sola y pensativa. Nadie más ansioso que el que vigila y espera: en esos momentos, multitud de fantasías fúnebres invadía su pensamiento.

… ella se retiraría de la ventana para mirar la habitación y ver que todo estuviese en su lugar y no se hubiese movido; y volviendo a mirar hacia la calle, vería tal vez a un hombre pasar con un féretro en sus espaldas, y dos o tres siguiéndole en silencio hacia una casa donde alguien yacía muerto; lo que le daba escalofríos y la hacía pensar en tales cosas hasta que volvían a sugerirle el rostro y la manera de ser del viejo, tan alteradas, y un nuevo tren de miedos y especulaciones… Los pensamientos eran demasiado terribles para seguir ponderándolos, y de nuevo ella recurría a la calle, recorrida ahora por menos pies, y más oscura y silenciosa que antes… al poco rato, se cerró la última tienda, se extinguió la luz, y todo se tornó triste y silencioso, salvo cuando alguno que otro paso sonaba en el pavimento, o cuando un vecino que se había quedado fuera hasta más tarde tocaba ruidosamente a la puerta de su casa para levantar a los reclusos durmientes.[17]

Nell es como una prisionera que mira el mundo oscuro y triste desde su ventana, desde donde también observa a los demás prisioneros que viven en las celdas vecinas. En el punto cero de su viaje, Nell está, según el esquema de Pilgrim’s Progress, en la Ciudad de la Destrucción, y trata de convencer a su familia (su abuelo), como hace Christian, de la necesidad de huir de allí:

¡Déjame rogarte que mendiguemos, o que trabajemos en las carreteras o al aire libre, para ganarnos la vida humildemente, en vez de vivir como vivimos ahora!…

¡Vamos a caminar a través de lugares campestres, y dormir en los campos y bajo los árboles, y nunca volver a pensar en el dinero… sino descansar por las noches, y tener el sol y el viento en el rostro durante el día, y juntos darle gracias a Dios![18]

Unos cuantos párrafos después, Quilp entra en escena y nos revela lo que ya sospechábamos, el vicio del juego que tiene el abuelo, la razón de su “caída”. Quilp eventualmente ejecuta su deuda y pasa a ser dueño de la tienda de antigüedades. La tienda se convierte en una prisión llena de miedo y enfermedad. Quilp invade la habitación y la cama de Nell. El abuelo se enferma y se convierte en un niño, y se revierten los papeles entre ellos. Nell decide escapar y llevárselo. La esperanza colorea el paisaje para ellos:

El viejo y la niña atravesaron el silencio feliz, entusiasmados con esperanza y placer. Estaban otra vez solos y unidos; cada objeto era brillante y fresco; nada les recordaba, salvo por contraste, la monotonía y estrechez que dejaron atrás. Las torres y los campanarios de las iglesias, antes oscuros y ceñudos, ahora relumbraban al sol. Cada hueco y esquina se regocijaba en la luz. Y el cielo, oscurecido sólo por la distancia excesiva, vertía su plácida sonrisa sobre todo lo que estaba debajo de él.

Y desde la ciudad, mientras aún dormía, marcharon adelante los dos pobres aventureros, vagabundeando sin saber hacia dónde.[19].

0.5

En el Capítulo 15 comienza propiamente el “wild journey” de Nell y su abuelo. Partiendo de una clara referencia a la novela de John Bunyan, los dos personajes recorren por última vez la Ciudad de la Destrucción. No es Londres lo que Dickens describe en este capítulo, sino una ciudad mítica, locus del encierro, de la gente muerta en vida, de los rostros anónimos, cansados, sin propósito. Dickens nos habla de los pájaros en sus jaulas, de los animales encerrados en un zoológico, lejos de su ámbito natural, de hombres en sus mazmorras, de caras pálidas, de laberintos en que habitan todos. La ciudad iluminada y en apariencia feliz con la llegada del día, encierra inquietudes. Dickens nos dice:

A pesar de lo luminosa y feliz que estaba [la ciudad], había algo de solemne en las calles largas y desiertas, desde las cuales, como cuerpos sin alma, se había disipado todo carácter y expresión habitual, dejando apenas un único y uniforme reposo muerto, que hacía que todos se parecieran entre sí.[20]

Las destrezas de boxeo de Mr. Swivellers. Ilustración de Phiz.

Las destrezas de boxeo de Mr. Swivellers. Ilustración de Phiz.

Para estos peregrinos, en cada calle de la ciudad se agazapaban la ruina y la autodestrucción. Poco a poco se van acercando, y al fin llegan, al campo abierto:

La frescura del día, el canto de los pájaros, la belleza de los pastos ondulantes, las hojas de un verde intenso, las flores silvestres, y los miles de perfumes y sonidos exquisitos que flotaban en el aire —alegrías profundas para la mayoría de nosotros, pero principalmente para aquellos cuyas vidas transcurren en una multitud o que viven solitariamente en las grandes ciudades como en un cubo dentro del pozo de la humanidad —se hundieron en sus pechos y los hicieron sentir muy felices.[21]

El paisaje cambia a pleno campo, con sus campesinos atareados en sus tareas cotidianas. La bondad de los campesinos que ayudan al viejo y a Nell, dándole comida y un lugar de descanso, nos señala la diferencia aguda entre el campo y la ciudad. En ambos sitios reina la pobreza, pero en la ciudad se trata de una pobreza mezquina, y en el campo, de una pobreza digna y generosa.

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El capítulo XVI comienza con Nell y su abuelo caminando por la tierra “suave y agradable” de un cementerio, donde se topan con los dos primeros “wild and grotesque characters” fuera de Londres: Cudlin y Short. Se nos presentan en un cementerio, preparando los útiles de su teatro de marionetas. Las marionetas son Punch y Judy, famosos por el maniqueísmo, la violencia, y lo grotesco de sus tramas y acciones. Dickens les llama “freaks”.[22] Los marioneteros están reparando sus muñecos, escondidos del público “para no destruir la ilusión de su teatro”[23]. Hay que notar la ironía de estas palabras porque es en verdad muy improbable que el público de un teatro de marionetas tenga la ilusión de que ese tipo de teatro sea “la vida”.

Nell y su abuelo deciden pasar la noche en la misma posada de Cudlin y Short. Luego de comer y de presenciar la función de marionetas, el abuelo va a acostarse y se repite la escena de Nell en la ventana:

Había en su cuarto una ventanita, apenas tan grande como una grieta en la pared […] la abrió, maravillándose del silencio. El suspiro de la vieja iglesia y de las tumbas a su alrededor a la luz de la luna, y los oscuros árboles susurrando entre sí, la pusieron más pensativa que antes. Cerró la ventana otra vez y sentándose en la cama, pensó en la vida que tenían por delante.[24]

Al otro día temprano, Nell sale a pasear por el cementerio y siente “un tipo curioso de placer en requedarse entre estas casas de muertos”[25] por los que siente un interés cada vez mayor. Estas tumbas están rodeadas de árboles densamente poblados por pájaros libres que cantan y conversan incesantemente. La imagen del cementerio y de la iglesia expresa una especie de grácil decadencia, una ruina rústica y melancólica: “[t]odo hablaba de largo desgaste y de una decadencia lenta y silenciosa”[26].

En el cementerio se encuentra Nell con una viejecita que visitaba la tumba de su esposo que había muerto a los 23 años hacía ya cincuenta y cinco años. “La muerte no nos cambia más que la vida”, le dice la viejecita a Nell, y prosigue a explicar cómo, a fin de cuentas, el progreso de su vida se ha detenido, y su tiempo se ha vuelto un círculo alrededor de esa tumba. Al regresar de su visita al cementerio, el abuelo decide seguir en compañía de los marioneteros, ya que su teatro le parece extremadamente divertido, e ir on ellos a las carreras. A Nell le parece una buena idea porque a las carreras irá mucha gente y le será fácil mendigar.

Las páginas siguientes reúnen a una serie de seres cuasifantásticos: animales que actúan como personas, gigantes, enanos, todos con la misión de vender su singularidad a la muchedumbre de las carreras. De nuevo, la narración se modela sobre Pilgrim’s Progress: una visita a la Feria de la Vanidad, en medio de una muchedumbre muy parecida a la que quedó atrás en Londres. Se trata, en palabras de Dickens, de una escena delirante, que asusta a la niña. Nell, en vez de mendigar, prepara unos ramilletes de flores y trata de venderlos en la feria. Todo el mundo le da la espalda, excepto una señora que le da dinero y le aconseja a la niña que regrese a su casa. Finalmente, Nell y su abuelo “escapan” de Cudlin y Short durante una función de Punch, y vuelven a dirigirse al campo abierto.

2

La segunda huída de Nell tiene una transición idéntica a su huída de Londres: desde un promontorio en el camino, los personajes miran hacia atrás y ven allá abajo, a lo lejos, la escena que acaban de abandonar. Se trata de una escena típica de Pilgrim’s Progress. Cada vez que Christian supera una de las ordalías en su camino, tiene la oportunidad de ver retrospectivamente la magnitud del peligro del cual escapó y la magnitud de la fuerza y constancia de su corazón.

La próxima parada de los peregrinos es la escuelita del profesor Marton en el Capítulo 24. La escuela recuerda, en su rusticidad, la iglesia de la aventura anterior. El maestro los convida a entrar y permanecer en su casa. Marton les habla del pequeño estudiante, que está moribundo.

La muerte del pequeño estudiante opera en la narración como una anticipación de la muerte de Nell:

En medio de su pena y sus lágrimas, tuvo el cuidado de ocultarle al abuelo la verdadera causa, ya que el niño muerto era un nieto y había dejado a un só lo pariente viejo para guardarle luto a su decadencia prematura.[27].

En los sueños de la niña, ya vemos las tumbas como jardines a donde va a ir a parar el cuerpo de Harry, y su imagen subiendo a los cielos y mezclándose con ángeles, como se nos dirá de Nell una vez muerta.

3

La próxima aventura singular de Nell (capítulo 26) es su participación en la feria-museo de cera de la señora Jarley, que resulta ser la única persona que le compró un ramillete a Nell en las carreras. Jarley invita a Nell y a su abuelo a viajar con ella y termina ofreciéndole trabajo a Nell como pregonera y narradora de su espectáculo.[28]

Los trabajos en cera de Jarley operan como el opuesto del espectáculo de Punch y Judy que llevan por el mundo Cudlin y Short. Los wax-works son también de un espectáculo itinerante, pero dirigido a un público más elevado. De hecho, la señora Jarley le muestra a Nell letreros y afiches que aluden al patrocinio de Jarley por parte de la realeza y la nobleza y su fama más allá de los confines de su país. Jarley se ofende cuando Nell le pregunta si conoce a Cudlin y a Short.

“Nunca he visto figuras de cera, señora”, dijo Nell. “¿Son acaso más graciosas que Punch?” “¡Más graciosas!” dijo la señora Jarley con voz chillona. “No tienen nada de gracioso.” “¡Oh!” dijo Nell, con suma humildad.

“No son nada graciosas”, repitió la señora Jarley. “Son serenas y —¿cuál es la palabreja? — ¿críticas?— no — clásicas, eso es —son serenas y clásicas. Sin golpes bajos ni empujones por todas partes, sin bromas o chillidos como tus queridos Punches, sino siempre iguales, con un aire constante e inmutable de frialdad y nobleza; tan como la vida misma que, si una figura de cera pudiera hablar y caminar, apenas podrías ver la diferencia. No puedo llegar a decir que, tal como es, he visto figuras de cera que parecen vivas, pero puedo decir que he visto vidas exactamente iguales a figuras de cera.”[29]

Charles Dickens 's 'The Old Curiosity Shop'

Se nos marca así la supuesta diferencia entre el teatro popular, carnavalesco, de los marioneteros, con personajes grotescos, carnales y escandalosos; y los personajes cuasi-épicos de Jarley, inmutables y, como ya veremos, supuestamente históricos.

No obstante, Punch y las figuras de cera coinciden en los mismos carnavales y carreras, van de pueblo en pueblo y, al fin y al cabo, tratan de apelar a todos los públicos. El que Dickens no vea una verdadera diferencia entre ambos espectáculos está, me parece a mí, manifestado en que tanto las aventuras de Nell con Punch, como las que tiene mientras trabaja con Jarley, se modelan sobre la Feria de la Vanidad de Pilgrim’s Process.

Dickens toma de la novela de Bunyan la extrañeza y el escándalo que se van suscitando en el pueblo en torno a Nell cuando ella va a pregonar las figuras de cera de Jarley. En Pilgrim’s Progress, Christian y Faithfull, compañeros de peregrinaje, son sometidos a un juicio/humillación pública. Como los habitantes de la Ciudad de la Vanidad consideran que estos peregrinos son gente rara, los someten a un juicio donde testifican contra ellos personajes con nombres como Envidia, Superstición y Buscaperdones. Los peregrinos son acusados de herejes y de escandalizar a los buenos ciudadanos de Vanidad. Faithful es ejecutado y Christian condenado a prisión. El episodio de la señorita Molflathers, bastante gratuito, me parece a mí si no se lo vé como un comentario jocoso de Pilgrim’s Progress, tiene el efecto de castigar a Nell con la humillación y poner de relieve la maldad y arbitrariedad de las personas que la rodean.

Otro aspecto importante de este episodio es la presentación de un concepto de arte histórico. Las figuras de cera de Jarley supuestamente presentan verdaderos personajes históricos, muchos de ellos autores de crímenes, o protagonistas de eventos truculentos y desagradables, pero en realidad carentes de verdadera importancia en la “gran historia”. En varias ocasiones, Jarley cambia la historia que acompaña a la figura de cera para acomodar los gustos de su público y poder sacarle más dinero a su espectáculo.[30]

Nell y su abuelo permanecen por mucho tiempo con Jarley, hasta que, una noche, el abuelo y Nell, durante un paseo, terminan pasando la noche en la Posada del Soldado Valeroso, en la cual el abuelo vuelve a caer en el vicio del juego. Comienza el abuelo a explotar a Nell para obtener dinero para su vicio, hasta que, una noche, Nell sin querer escucha una conversación en la que el abuelo se compromete a robarle el dinero a Jarley. Aterrorizada de lo que va a hacer su abuelo, Nell decide seguir la huída y abandona a Jarley sin decir nada. Otra vez, al final de la aventura, Nell y su abuelo suben a una colina, miran hacia atrás y ven el pueblecito dormido, como tra de las pruebas superadas por la fortaleza y el firme propósito de Nell.

4

La próxima parada de Nell viene de la hospitalidad de unos hombres que viajan en una barcaza a lo largo de un río. Nell y su abuelo pasan con ellos un día y una noche. El río se va poniendo más sucio y pesado, hasta que llegan a la ciudad industrial.

La ciudad industrial es una intensificación de Londres, más ruidosa y sucia. El humo de las fábricas es tan denso que, aunque es de día, parece de noche. No sale el sol en esta ciudad: cuando Nell y su abuelo llegan a ella, está lloviendo a cántaros. El capítulo 44 comienza con la descripción de la bulliciosa ciudad:

El gentío pasaba a prisa en dos corrientes opuestas, sin síntomas de cesar o agotarse; sumidos en sus propios asuntos;  no perturbaban sus especulaciones de negocios el rugido las carretas y carretones cargados de artículos que en ellas chocaban, las patas de los caballos que resbalaban sobre el pavimento mojado y grasiento, el castañeteo de la lluvia en las ventanas y las sombrillas, los empujones de los pasajeros más impacientes, y todo el ruido y el tumulto de una ciudad populosa en la pleamar de sus trabajos: mientras que dos pobres desconocidos, aturdidos y perplejos por la prisa que contemplaban pero en la cual no tomaban parte, observaban todo lastimeramente, sintiendo, entre la muchedumbre, una soledad cuyo único paralelo sería la sed de un náufrago que, arrojado de aquí para allá sobre las crestas de un océano poderoso, sus ojos rojos enceguecidos de observar el agua que lo rodea por todas partes, no tiene ni una gota para refrescar su lengua ardiente.[31]

La impresión negativa tan fuerte que les causa esta ciudad, que más adelante se nos describe como un antro negro, insalubre, lleno de humo, hace pensar a los peregrinos:

¿Por qué habían venido a esta ciudad ruidosa si habían estado en lugares campestres llenos de paz, en los que, al menos, habrían sufrido de hambre y de sed, pero con menos sufrimiento que en esta lucha escuálida? Aquí no eran más que un átomo en una enorme pila de miseria que, de solo mirarla, les aumentaba su desesperanza y sufrimiento.[32]

Estamos en el Valle de Sombra de Muerte de Pilgrim’s Progress. Bunyan lo describe así:

Hemos visto el Valle mismo, que es negro como la brea; también vimos duendes, sátiros y dragones; también escuchamos en ese valle aullidos y gritos continuos, como de gentes en una miseria indescriptible, que estaban sentadas y amarradas en gran aflicción, con cadenas: y encima del valle cuelgan las desalentadoras nubes de la confusión. La muerte también abre sus alas sobre el valle: en resumen, es algo espantoso, totalmente desprovisto de orden… y a cada a rato salía por aquí y por allá abundancia de llamas y humo, con chispas y ruidos escalofriantes… el pobre Christian tenía tal confusión que dejó de conocer su propia voz…[33]

Nell y su abuelo están en el infierno, el punto más bajo de su peregrinaje. La descripción más fuerte del capítulo es la de la fábrica a donde los lleva un hombre que ha decidido ayudarles:

En un edificio grande y elevado, apoyado en pilares de hierro, con enormes aberturas negras en las paredes más altas, abiertas al aire de afuera; el golpe de los martillos y el rugido de los hornos se mezclaban con el silbido del metal al rojo vivo al hundirse en el agua, y un centenar de ruidos extraños y nunca escuchados en esta tierra. En este lugar sombrío, moviéndose como demonios entre las llamas y el humo, apenas atisbados, con las caras rojas y atormentadas por el fuego intenso, y esgrimiendo enormes armas, un golpe de las cuales habría aplastado el cráneo de un trabajador, una cantidad de hombres trabajaba como gigantes. Otros, reposando sobre montones de carbón y ceniza, con sus caras vueltas hacia la bóveda negra en lo alto, dormían o descansaban de sus tareas. Otros más abrían las puertas blancas por el calor del horno, arrojaban combustible en las llamas, que venían, precipitadas y rugientes, a recibirlo, y lo lamían como aceite. Otros arrastraban, con gran ruido, sobre el suelo, grandes planchas de acero al rojo vivo, de las cuales emanaba un calor insoportable con una luz opaca y profunda como la que se enrojece en los ojos de las bestias salvajes.[34]

Los peregrinos pasan una noche en esta ciudad y siguen su camino para regresar al campo. Según el narrador, nunca antes, ni siquiera esa primera mañana al abandonar Londres, habían tenido Nell y su abuelo tanta urgencia de llegar al campo. La descripción de los habitantes de esta ciudad presentada en el capítulo 45 (págs. 335-336) es verdaderamente espeluznante. Es por el impacto de su visita a esta ciudad infernal que la salud de Nell comienza a quebrantarse. Cuando logran llegar a las afueras de la ciudad infernal, Nell, ya en el límite de sus fuerzas, le pide ayuda a un extraño que resulta ser el profesor Marton.

5

Con el regreso de Marton a la narración, la suerte de Nell y su abuelo comienza a cambiar. Eventualmente llegan a un pueblecito donde Marton obtiene una casa y un trabajo para Nell. La nueva casa es una estructura gótica al lado de una iglesia:

Era un lugar muy viejo y fantasmal; la iglesia había sido construida hacía muchos cientos de años, y una vez había tenido un convento o un monasterio, según lo atestiguaban unos arcos en ruinas, los restos de unas ventanas ojivales y algunos fragmentos de paredes ennegrecidas, mientras que otras partes del viejo edificio, que se habían derrumbado, se mezclaban con la tierra del cementerio y estaban cubiertas de hierba, como si también reclamaran un lugar para su tumba y trataran de mezclar sus cenizas con el polvo de los hombres. Muy cerca de estas lápidas de años muertos, y formando parte de las ruinas que alguien se había pasado el trabajo de hacer habitables en tiempos modernos, había dos pequeñas viviendas con ventanas hundidas y puertas de roble, ya en rápida decadencia, vacías y desoladas.[35]

La atención de Nell se concentra en estas viviendas, de forma intensa y premonitoria.  Esta será la última morada de Nell. Mientras tanto, la señora Nubbles y el “Single Gentleman” han partido a buscarla. Aunque fracasan en su misión, descubren que ya Nell se está convirtiendo en una leyenda que le da las características de un personaje de cuento de hadas:

Según los rumores que ya se estaban regando por todas partes, la niñita que solía pregonar el espectáculo de figuras de cera era la hija de personas importantes, que había sido robada de sus padres en su infancia, y apenas recientemente habían logrado dar con su paradero. Las opiniones estaban divididas en cuanto a que fuera la hija de un príncipe, un duque, un conde, un vizconde o un barón, pero todos estaban de acuerdo en cuanto a un hecho principal: que el caballero soltero era su padre.[36]

Se trata de una reiteración de la figura de la pequeña Nell como la princesa de un cuento de hadas, el estereotipo de la niña de alta cuna apartada de sus padres en su nacimiento. Este comentario opera como una nueva expectativa de que el cuento de Nell acabará bien: la princesa será rescatada y devuelta a su verdadero, aunque desconocido, hogar. Mientras tanto, Nell va acomodándose en su nueva casa, en la cual “se acostumbrará a vivir y aprenderá a morir”. Las expectativas del lector se verán frustradas: ya el cambio hacia la decadencia y la melancolía son evidentes. Nell se ocupará de limpiar la iglesia, ganarse el afecto de todos y atender las tumbas que están alrededor de la iglesia como si fueran un jardín. Además, visitará constantemente las tumbas de los caballeros que se encuentran dentro de la iglesia, y cada una de sus acciones estará llena del augurio de su propia muerte.

Resulta que uno de los personajes, un viejo solterón del que no se sabe el nombre, se ha dedicado a estudiar la historia de la iglesita. No se trata de uno de “esos espíritus bastos que le arrancarían a la hermosa Verdad cualquier pequeño y oscuro traje con que la habrían vestido el tiempo y la prolífica fantasía…”[37] Se trata de un divulgador de leyendas, amante de los cuentos medievales de las cruzadas, con una fuerte tendencia a la hagiografía. Al concluir su descripción del viejo solterón, dice el narrador:

En una sola palabra, él querría que cada piedra y placa de bronce fuera el monumento sólo de las hazañas cuya memoria debía sobrevivir. Estaba dispuesto a olvidar todo lo demás.[38]

La forma en que el viejo solterón le cuenta a Nell las leyendas de la vieja iglesia y su idea de la historia nos hace pensar en un autor de cuentos de aventuras o novelas góticas. Escuchándolo a él, Nell muestra una gran fascinación por este tipo de historia. Claro, Nell también está fascinada con las tumbas de los niños, por lo que su talante y su curiosidad oscilan entre la oscuridad de las leyendas medievales y la visión romántica de las tumbas inocentes de los niños. Nell se va convirtiendo en una leyenda viva en el pueblecito y comienza ha hablarse de ella como de un ángel. La última vez que la vemos viva, Nell está acompañada por el sacristán y asomada a un profundo pozo dentro de la iglesia, que a ella le parece una tumba. Van a cerrar este pozo en la primavera próxima. Aunque Nell piensa en la primavera con esperanza, ya sabemos que la fuerza de la historia va en dirección contraria. Nell morirá.

Después de la muerte de Nell, el abuelo cae en la locura total. Al igual que la viejecita que conoce Nell en el primer cementerio que visita, la vida del abuelo comienza a girar en torno a la tumba de Nell, hasta que él también muere.

III. Del “romance” a la novela

Según mencioné al principio, la historia del peregrinaje de la pequeña Nell, así como las vicisitudes de Quilp y de los demás personajes, se encuentran enmarcadas por el relato de Master Humphrey al principio de la novela, y por el narrador que recoge la leyenda de Nell según dicha por Kit Nubbles al final. Master Humphrey  le cede el relato a un segundo narrador porque se niega a entrar en una narración que tiene todas las características de un sueño extraño, alegórico. El narrador del final, objetivo y sentencioso, cierra su relato con Kit parado frente a una “buena carretera” que ha substituido, en el espacio y el tiempo, a la tienda de antigüedades.

Un juego de cartas...

Un juego de cartas…

El narrador medio, que está dispuesto a trabajar con las aventuras de Nell y Quilp, elabora un relato donde se cruzan los elementos de la novela sentimental, la novela gótica, el cuento de hadas y la hagiografía. Cada uno de estos géneros podría acomodarse dentro de un esquema mayor que Northrop Frye reconoce como “romance”. Este gran género tiene características específicas que vale la pena señalar aquí:

•     El héroe, aunque parezca ser de clase social inferior, terminará conociendo su verdadera identidad como perteneciente a una clase más alta.[39]

•     El mundo que presenta está estructurado mediante polarizaciones dramáticas entre absolutos morales que toman la forma de héroes y villanos, evitando las ambigüedades de la vida cotidiana. [40]

•     En el “romance”, la ciudad no constituye un lugar final de descanso. En los cuentos de hadas y relatos folklóricos, los personajes principales viven en una especie de sociedad atomizada donde no hay concepto de comunidad,[41]

•     La estructura del relato es cíclica. Ocurren las mismas cosas una y otra vez, aunque también podría tratarse de una estructura espiral, un círculo abierto en el cual el final es el comienzo transformado y renovado por una empresa heróica.[42]

•     Las tramas del “romance” pueden aglutinarse alrededor de temas de descenso, permeados por la violencia, la identidad frustrada, lo laberíntico, la oscuridad; o alrededor de temas de ascensión donde privan las luchas por escapar y sobrevivir.[43]

•     En el “romance”, el pasado se convierte en espejo del futuro. Hay una fascinación sistemática por los ambientes medievales, con su sociedad estamental rígida.[44]

•     El triunfo del “romance” es el cumplimiento del movimiento de ascensión en el cual se alcanza el orden que con frecuencia se manifiesta mediante imágenes pastoriles.[45]

•     El “romance” manifiesta, en su origen una voluntad didáctica de adelantar la causa de la virtud, según expresada por las costumbres sociales de clase.[46]

•     El relato tiende a ser simbólico, hasta rayar en lo cuasi-alegórico. Esto se manifiesta en la caracterización de los personajes, a quienes les corresponden cualidades abstractas; también se manifiesta en la configuración del espacio, la explicitación del paisaje y el manejo de los elementos de la naturaleza (las tormentas, la lluvia, etc.).[47]

•     En la caracterización de los personajes, el físico corresponde al estado mental o a la calidad moral.[48]

•     El mundo del “romance” se presenta como singularmente frágil, que puede desaparecer en cualquier momento, por lo que debe ser preservado, vuelto a narrar para ser recordado, etc.[49]

La historia de la pequeña Nell y del villano Quilp tiene muchas de estas características. Nell, la heroína, una niña pre-puber de una belleza féerique,[50] resultará ser la sobrina-nieta del Caballero Solterón quien goza de dinero y buena posición social, lo cual elevaría a Nell de su pobreza. Nell, Kit, los Garland, el Caballero Solterón, Marton, etc., presentan el absoluto de la virtud; Quilp, los hermanos Brass, Fred Trent, el abuelo, etc., presentan el absoluto de la villanía.[51]  En el relato de Nell, el lugar de descanso final es una iglesia gótica en un pueblecito muy lejos de Londres. De hecho, todas las presentaciones de la ciudad son negativas, como el lugar del que hay que huir.[52]  Además, en esta novela, la sociedad se presenta reducida a individuos y a familias nucleares aisladas, aunque vivan dentro de la ciudad.

Quilp...

Quilp, el villano de la novela gótica.

La circularidad espiral de la historia de Nell es evidente. La trama se mueve de la ciudad (o algún lugar substancialmente similar) al campo; de los valles (donde suele encontrarse la ciudad) a las alturas, siguiendo un patrón de ascenso que nos regresará al punto de partida, aunque transformado. Nell ha salido de la tienda de antigüedades y arriba a la iglesia gótica que la rememora. La trayectoria de Nell es una de ascenso, durante la cual la protagonista mostrará su capacidad para escapar del peligro y sobrevivir.[53]

En su ensayo “The Myth of Nell”, Stephen Marcus alega que la historia de Nell es un “una prolongada excursión hacia el pasado”[54] en que la heroína trata de consolidar su núcleo familiar lejos de la corrupción del presente (la ciudad decimonónica).

Nell and her grandfather have fled to the country with expectations of relief from their “lonely  way of life, their retired habits, and strict seclusion” (ch. 38); they have turned their backs to the great metropolis and its inhabitants “whose life is in a crowd or who live solitary in great cities as in the bucket of a human well” (ch. 15). But though they pass through scenes which recall the pastoral, agricultural past, they can find no place to stop, and are forced to move beyond the simple past toward the primitive and prehistoric… And the ruin which is their final place of rest is of such antiquity as to be virtually outside time and history.[55]

Nell se retira todavía más de la sociedad, de la historia y del relato: muere y se va a vivir con los ángeles. La historia de la pequeña Nell es, en palabras de Marcus, un “idilio frustrado o fracasado”[56] Este idilio no es un banquete donde se celebra la alegría de un orden recuperado, sino la tranquilidad, el descanso, la paz. Nell viaja hacia su morada primera, hacia su jardín (representado por un cementerio lleno de niños muertos). El idilio de Nell celebra la muerte en la casa-iglesia gótica, que ya estaba prefigurada en el sueño en el cual Master Humphrey vé a Nell dormida en la tienda de antigüedades, en medio de cachivaches góticos, cosas decrépitas y personajes estrafalarios. El pasado prefigura el futuro y el futuro confirma la profecía del pasado.

Al basar el peregrinaje de Nell en el peregrinaje de Christian, protagonista de Pilgrims Progress, Dickens convierte la geografía de The Old Curiosity Shop en un paisaje alegórico: Londres es la Ciudad de la Destrucción, la ciudad industrial es el Valle de Sombra de Muerte, la feria en que Cudlin y Short presentan su espectáculo corresponde a la Feria de la Vanidad, etc. Cada estadio en el peregrinaje de Nell representa una ordalía para su virtud y su tenacidad de rescatar a su familia de la destrucción de la modernidad. Nell, al final, alcanza en la iglesia gótica y en su muerte, el Jardín del Edén que constituye la Ciudad de la Salvación. Ninguno de los lugares, con la posible excepción de Londres al principio y al final de la novela, está descrito con una voluntad realista y con atención a sus detalles, así como a su ubicación en el mapa de Inglaterra. Los paisajes son ambientes que encarnan la etapa de la historia y las tribulaciones de los personajes.

Encarcelamiento de Kit.

Encarcelamiento de Kit.

Además, como elemento adicional del “romance”, la carga didáctica de la historia de Nell es tal que le permite a Kit Nubbles construir con la vida de su amiga una pequeña hagiografía para la edificación de sus pequeños hijos. Nell se convierte al final en una niña que es modelo de conducta para otros niños. A la vez, se trata de la narración del contenido de un mundo tan frágil que sólo puede ser evocado mientras se cuenta el cuento (que puede desaparecer “como un cuento que se cuenta”), ya que el monumento que corroboraba su verdad (la tienda de antigüedades) ha desaparecido y en su lugar se ha construido una “buena carretera”.

Antes dije que la muerte de Nell es la premisa, no el final, del relato en The Old Curiosity Shop. En cada encrucijada de la vida de Nell, Dickens ha tomado siempre la decisión negativa: la dirige inexorablemente hacia la muerte. Si tomamos en cuenta que las aventuras de Nell se cuentan para poner de manifiesto ciertas ideas sobre el arte y la novela (episodios de Codlin y Short, y los waxworks de la señora Jarley) y ciertas ideas de cómo un historiador selecciona su material (el viejo solterón), para disfrute de la posteridad, comprendemos la necesidad del final de Nell. Refuerza esta idea la falta de motivación de las diferentes huidas de Nell, la constante referencia en la narración a los cuentos de hadas y a la persona misma de Nell como un hada, así como la constante presencia de la muerte.

¿Qué cosas desaparecerán y serán sustituidas por una novela de la realidad (de la carretera progresista que reemplaza a la tienda de antigüedades)? La estructura maniquea e irracional de los cuentos de hadas y la novela gótica: por ejemplo, las polarizaciones entre Nell y Quilp, como parte de la acción narrativa; la contraposición entre campo y ciudad, ya que atisbamos que ese campo primitivo que busca Nell ya no existe más que en las tumbas de los viejos cementerios. En esta novela, la oposición no es entre lo grotesco y lo sublime, como postula Victor Hugo en su Prefacio a Cromwell que debe aparecer en el nuevo arte (Hugo escribía en 1827), sino, una oposición entre sublime-grotesco/cotidianidad.

Un alma buena en peligro.

Un alma buena en peligro.

Esta es la historia a la que Master Humphrey no le ha querido meter mano, pero sí el viejo solterón amante de las leyendas medievales, amante de las formas caducas. Master Humphrey busca historias por la ciudad, centro de la modernidad a la que el nuevo novelista debe dedicar su arte; el viejo solterón ve el mundo como un campo de fuerzas extremas que ya no tienen espacio en la ambigua cotidianidad de vidas pequeñas y anónimas en el Londres de 1841. La nueva novela manejará la vida contemporánea pletórica de escenas cotidianas; fijará su mirada en las vidas de las personas, las calles por donde caminan, los lugares donde se reúnen; gravitará hacia el vórtice de lo social y recorrerá las corrientes de la ambición, manejará los temas de la obtención y el gasto del dinero; se volcará hacia el mundo de lo corporal y sensorial, y se alejará de lo imaginario e intangible; buscará la sobriedad de estilo y manejará sus temas con despego analítico.[57] La nueva novela se encargará de las vidas nimias, cotidianas, familiares de personajes como Kit y Swiveller, y no de las alturas/profundidades de personajes cuasi-abstractos como Nell y Quilp.

Al substituir la tienda de antigüedades por una carretera y transformar la hagiografía de Nell en un cuento para niños, Dickens le indica al lector que ha comprendido que la vida que lo rodea, la ciudad llena de trabajo, de gente como Kit y Dick Swiveller, no puede traerse a la novela bajo la guisa de una historia como la de Nell. Una novela como Notre Dame de Paris, de Victor Hugo, culminación del “romance”, ya ha perdido su vigencia como hermenéutica, ya no sirve para “conocer la realidad”. Es cierto que The Old Curiosity Shop, a pesar de la modernidad con que postula el fracaso del mundo circular del “romance”, adolece del gran amor de Dickens por estas formas caducas de que he hablado, pero goza de una conciencia profunda del reclamo de una nueva forma de mímesis.

Muerte de la pequeña Nell.

Muerte de la pequeña Nell.

La contestación a la pregunta del principio es realmente sencilla: The Old Curiosity Shop es la novela misma que lleva ese título: un escaparate donde se exhiben las rarezas y antiguallas de la novela romántica y del cuento de hadas, fuente favorita de las tramas y los personajes de dichas novelas.

Los críticos que se han quejado del sentimentalismo grosero y del maniqueísmo estridente de The Old Curiosity Shop sólo han visto la superficie. No han detectado el “cambio de voz” de su autor que salta de la infancia del cuento de hadas al rigor de la novela realista. Ha sido una mudanza dolorosa, como las mudanzas suelen ser. Donde el viejo solterón que relata la historia el viaje de Nell se ha quedado mirando hacia atrás, Dickens ha volteado su cabeza para mirar hacia adelante.


[1] Roland Barthes, “¿Por dónde comenzar?”, El grado cero de la escritura/Nuevos ensayos críticos, México, Siglo XIX, 1973, págs. 206-207.

[2] Gérard Genette, “Vraisamblance et motivation”,  Figures II, Paris, Éditions du Seuil, 1969, págs. 94-95.

[3] Barthes, op. cit., pág.  207.

[4]  Charles Dickens, The Old Curiosity Shop, Londres, Oxford University Press, 1991, pág. 1. Todas las citas corresponden a esta edición. Todas las traducciones de las citas de Dickens son mías.

[5] Ibid.

[6] Ibid., pág. 5.

[7] Ibid.

[8] Ibid., pág. 13.

[9] Ibid., págs. 13-14.

[10] Ibid., pág. 547.

[11] Ibid., pág. 554.

[12] Vale señalar que este “espacio sagrado” que es la tienda de antigüedades tiene su contrapartida en la casa-iglesia gótica a donde va a morir la pequeña Nell al final de su historia. Podemos decir que la “buena carretera” substituye a ambas estructuras simbólicas.

[13] Ibid., pág. 555.

[14] Ibid., págs. 116-117.

[15]Pilgrim’s Progress era una obra religiosa de gran popularidad en Inglaterra desde su composición y, con frecuencia, era la única fuente de conocimiento religioso para los sectores amplios de la sociedad inglesa. Los comentarios de Northrop Frye sobre esta obra y la literatura popular son útiles aquí: “There seems to me to be two ways of looking at popular literature. If by popular literature we mean what a great many people want or think they want to read when they are compelled to read… then we are talking about a packaged commodity which an overproductive economy… distributes… Popular literature could also mean, however, the literature that demands the minimum previous verbal experience and special education from the reader… When we apply this conception of the popular to stories in prose, we find ourselves again close to the folktale, and begin to understand more clearly what the real connection between romance and popular literature is… The Pilgrim’s Progress is, or was, popular literature, because it assumes only the kind of understanding of the Christian myth that every English family with any books or education at all would have possessed in Bunyan’s day and for two centuries thereafter.” “The World and the World of Man”. The Secular Scripture: A Study of the Structure of Romance. Cambridge: Harvard University Press, 1976, págs. 26-27.

[16] Ibid., pág. 49.

[17] Ibid., págs. 69-70.

[18] Ibid., pág. 71.

[19] Ibid., págs. 96-97.

[20] Ibid., pág. 114.

[21] Ibid., pág. 116.

[22] Nótese que la descripción de Punch, sentado sobre una lápida, es muy parecida a la descripción de Quilp.

[23] Dickens, op. cit., pág. 123.

[24] Ibid., págs. 126-127.

[25] Ibid., pág. 128.

[26] Ibid., pág. 129.

[27] Ibid., pág. 194.

[28]Las actividades de Mrs. Jarley posiblemente recogen la gira de Marie Tussaud y su colección de figuras de cera a través de Inglaterra durante la década de 1830. Tussaud venía de haber tenido gran éxito en París con sus figuras de cera modeladas sobre las víctimas de la Revolución Francesa. Madame Tussaud finalmente estableció su museo de cera en Londres en 1835. Incluso el precio de entrada al museo de cera de Mrs. Jarley es el mismo que el precio de entrada al Museo de Cera de Marie Tussaud: “sixpence a head”. Marie-Hélène Huet. “Family Undertaking: Madame Tussaud’s Wax Museum”. Monstrous Imagination. Cambridge: Harvard University Press, 1993, págs. 188-218.

[29]Dickens, The Old Curiosity Shop, op.cit.., pág. 203.

[30]En este aspecto, el museo de cera de Jarley se diferencia del de Madame Tussaud el cual, aunque contenía figuras de personas contemporáneas que habían cometido crímenes domésticos, contenía también figuras importantes de la historia, sobre todo, de la Revolución Francesa, tales como Robespierre y Marat. Huet, op.cit. Es obvio que, con la creación de Mrs. Jarley, Dickens parodia el trabajo truculento de Madame Tussaud.

[31]Dickens, The Old Curiosity Shop, op.cit.., pág. 326.

[32] Ibid., pág. 327.

[33]John Bunyan, The Pilgrim’s Progress from this World to That which is to Come, Oxford at Clarendon Press, 1960, págs. 62-63. La traducción es mía.

[34] Dickens, op. cit., págs. 329-330.

[35]Ibid., pág. 348.

[36]Ibid., pág. 354.

[37]Ibid., pág. 400.

[38]Ibid., pág. 401.

[39]Frye, op.cit., pág. 161

[40]Ibid., pág. 50.

[41]Ibid., pág. 172.

[42]Ibid., págs. 173-174.

[43]Ibid., pág. 176.

[44]Ibid., pág. 177-179.

[45]Ibid., pág. 188.

[46]Elizabeth MacAndrew. The Gothic Tradition in Fiction. New York: Columbia University Press, 1979, pág. 3.

[47]Ibid., págs. 8, 15, 58, 109-110.

[48]Ibid., pág. 12.

[49]Ibid., pág. 36.

[50]Del mismo modo que el físico de Quilp y del abuelo de Nell revelarán su decadencia moral, su maldad.

[51]Los presonajes como Dick Swiveller y Sofronia Esfinge son los únicos que escapan de la estructura moral maniquea de la novela.

[52]Vale notar que el lugar de descanso final de Kit y Swiveller, los personajes principales que sobreviven en la historia, es la ciudad.

[53]Lo que Frye ha llamado la trama de ascensión puede culminar, según MacAndrew, en la muerte. Los héroes de la novela gótica o sentimental pueden verse privados de la “justicia poética” y “go down in defeat so that the reader may see that virtue is its own reward and the only source of happiness. It is not death that is evil but human corruption and the unhappiness and torment it brings with it. The characters of sensibility suffer and die, but suffering imposed from outside cannot destroy their inner peace.” Op.cit., págs. 58-59.

[54]Steven Marcus. “The Myth of Nell”. Dickens from Pickwick to Dombey , New York: Simon and Schuster, 1968, pág.  132.

[55]Ibid. pág. 141.

[56]Ibid., pág. 135. “The idyll is also a vision in which life in society is delivered from its loneliness and pain through rendering it back to its earliest form, the family.” Pág. 136.

[57]F.W.J. Hemmings. “Realism in the Age of Romanticism”. The Age of Realism. London: Penguin Books, 1974, pág. 36.

Ian Watt (“Realism and the Novel Form”. The Rise of the Novel: Studies in Defoe, Richardson and Fielding. Berkeley, University of California Press, 1971) es más específico en su descripción del realismo en la novela: “the plot had to be acted out by particular people in particular circumstances, rather than, as had been common in the past, by general human types against a background primarily determined by the appropriate literary convention (pág. 14)…. the novel is surely distinguished from other genres and previous forms of fiction by the amount of attention it habitually accords both to the individualisation of its characters and to the detailed presentation of their environment (págs. 17-18)… the novelist typically indicates his intention of presenting a character as a particular individual by naming him exactly the same way as particular individuals in ordinary life (pág. 18) … the characters of the novels can only be individualised if they are set in a background of particularised time and place (pág. 21)… The novel’s plot is also distinguished from the previous fiction by its use of past experience as the cause of present action: a casual connection operating through time replaces the reliance of earlier narratives on disguises and coincidences, and this tends to give the novel a much more cohesive structure (pág. 22) … It would appear… that the function of language is much more largely referential in the novel than in other literary forms; and the genre itself works by exhaustive presentation rather than by elegant concentration (pág. 30) … [its premise is that] the novel is a full and authentic report of human experience, and it is therefore under an obligation to satisfy its reader with such details of the story as the individuality of the actors concerned, the particulars of the times and places of their actions, details which are presented through a more referential use of language than is common in other literary forms. (pág. 32)”