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Julio Verne, libros de viajes, Marqués de Sade, novelas de aventura, novelas de viaje, Paul Gauguin, Polinesia, Victor Segalen

Ilustración para Cinco semanas en globo (1863), de Julio Verne.
Lilliana Ramos Collado
“Se aprende sobre el alma humana en las desgracias y en los viajes”
—Marqués de Sade
Los hay que nunca salen del territorio conocido, y los hay audaces, que encampanan su deseo al coger calle, trillo, río, mar, aire… sea andando, sea cabalgando, motorizado o a vuelo de pájaro. Nada más recordar esa extraordinaria serie de novelas llamadas, en conjunto, “viajes extraordinarios”, donde el padre de la ciencia ficción, Julio Verne, imaginó un viaje sobre África en globo durante cinco semanas, un viaje bajo el mar, iniciado por el Capitán Nemo que llevó a su tripulación alrededor del mundo, un viaje en cohete hasta la luna, and back, un viaje a las entrañas de la tierra, que comenzó en lo alto de una Catedral en Islandia, y un viaje bastante bumpy alrededor del mundo en 80 días, que en el film de la década de 1950 fue protagonizado por David Niven en el papel del elegante Phileas Fogg, por Cantinflas en el papel del mayordomo Passepartout, y con la nueva estrella de cine, Shirley MacLaine, en el papel de la princesa hindú Aouda. Desde las nieves eternas de la Antártica, hasta las islas del Pacífico, Verne nos lleva trotando a alta velocidad por todas las esquinas del planeta. A veces por error, a veces a propósito, los viajeros de Verne nos introducen al mundo de lo diverso, de lo extraño, de lo extranjero, donde son ellos mismos —los viajeros— los que son diversos, extraños, extranjeros. Sigue leyendo