por Lilliana Ramos Collado

David LaChapelle, «Jesus Is My Homeboy: Last Supper» (2003).
Lapones del norte de Europa, inuit (esquimales) de Groenlandia, gauchos argentinos, nubios del África, fueguinos de la región austral de Chile… así comenzó, a finales del siglo XIX, la exhibición de grupos humanos en el marco de las llamadas exposiciones “etnográficas” (en realidad, antropozoológicas) en el Jardin de Acclimatation de la ciudad de París. Cruce entre feria de exotismos y parque científico enfocado en la observación y el estudio del Otro, estas exhibiciones buscaban mostrar la extravagancia del reino animal, al cual pertenecían estos grupos de regiones distantes que orlaban la civilización blanca o blanqueada, europea o europeizada. Considerados “especímenes”, estos seres humanos eran puestos en lugares que emulaban, a pleno sol y sereno, el hábitat original con la certidumbre antropológica de que éstos no eran ni humanos ni animales, sino algo inenarrablemente intermedio. Trágicamente, la mayoría de estos sobjetos(sujetos considerados como objetos) murieron mientras eran exhibidos en parques y jardines urbanos, y fueron removidos de su hábitat artificial como si fueran animales muertos. Sigue leyendo →
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