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arte contemporáneo, estética, Giorgio Agamben, Jacques Rancière, José Luis Brea, Julian Stallabrass, Lilliana Ramos Collado, Nelly Richard, Nelson Rivera, Terry Smith
La obra de arte contemporánea ocurre en diversas manifestaciones de un arte que ostenta una vibrante fibra contestataria, un compromiso complejo y metamórfico con dilucidar sus lenguajes expresivos, y una activa intención de expandir el repertorio temático, formal y material del objeto, la experiencia o el evento que podemos llamar ‘arte’.
por Lilliana Ramos Collado

El arte contemporáneo es «desobediente», reta la capacidad de comunicación de la obra, resiste los modos miméticos y abraza los modos participativos, es «radicante» y desterritorializado, está surcado por las tensiones y alocronías de la globalización, apuesta al futuro, y critica conceptos como «obra», «artista» y «experiencia estética». En la foto, «Sin título», de Félix González Torres.
Lo contemporáneo es un concepto espinoso y conflictivo que reparte su significado entre lo temporal y lo pertinente, entre lo último y lo avanzado. Distintos críticos y teóricos en diversas plazas importantes del arte mundial han propuesto diversas definiciones del concepto, y esto demuestra precisamente la riqueza que la ambigüedad del término encierra, y las consecuencias a veces contradictorias y hasta reduccionistas que suscita seleccionar preferentemente uno u otro argumento o propuesta. En general, los argumentos y las propuestas caen en dos “bandos”: coetaneidad, por un lado, y pertinencia de la novedad, por otro.
Si lo contemporáneo es lo que nos resulta coetáneo, la precisión temporal basta: contemporáneo es todo lo que ocurre simultáneamente en nuestro presente más próximo. Si se trata de un término relacionado con el desarrollo de nuevas formas de arte, nos encontramos con un concepto que alude a la pertinencia de la obra en cuanto a su novedad, o en cuanto al carácter avanzado de su propuesta. Tanto la pertinencia como el carácter avanzado de las obras, que son determinados comparativamente vis à vis el arte anterior, no se explican por la mera coetaneidad, que preferentemente se fija en el momento de emergencia. Y la pertinencia no se comprende sin una noción de lo que ocurre en el momento en otros ámbitos en y más allá del arte. Los reclamos de ambos bandos no cesan: ni lo pertinente y avanzado, ni lo temporalmente último resultan satisfactorios por sí solos. Sigue leyendo