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apropiación, Félix González Torres, Found & Lost, jamais original, Lilliana Ramos Collado, Michael Linares, muerte del autor, objeto encontrado, readymade
Por Lilliana Ramos Collado*
A Robert Hughes, el famoso crítico de arte de la revista Time, le interesa mucho la sorpresa —el “shock”— que el arte nuevo debe producir para ser aceptado por un espectador que busca verse sacudido por lo inédito, sorpresa que, en su libro The Shock of the New (1981), propuso como definitoria del arte “de los últimos cien años”. Al revisar su libro en 1991 para incluir los nuevos artistas de la década de 1980, su entusiasmo quedó severamente amortiguado por un arte que, según él, había traicionado la avasallante innovación de las vanguardias. “A dónde vamos desde aquí? ¿Qué vendrá después?”, repite Hughes al inventariar la, según él, escasa novedad de ese arte “novísimo” de los ‘80s. No sólo encontró poco originales a estos artistas, sino que le sorprendió la ignorancia de un público de arte que se dejaba embelezar por lo que él entendía era una gran falta de vitalidad.
Ciertamente, Hughes reaccionaba a una modalidad artística que floreció, precisamente, en los ‘80s: el gesto apropiativo, fundado, desde las vanguardias (y desde la obra de Marcel Duchamp, sobre todo) en procesos como el readymade, el collage y el montaje, que se nutren a su vez de actos deliberados de repetir, citar, copiar, simular, imitar, reemplazar, reflejar… La profunda actitud reflexiva implícita en la apropiación había ya incitado el arte conceptual a ponderar el qué y el cómo de las tradiciones modernistas y vanguardistas, y la legitimidad de seguir “innovando” la imagen sin innovar el concepto mismo de “artista”, de “obra”, de “material”, de “experiencia estética” y de “público”. La exposición titulada Found & Lost, del artista boricua Michael Linares, acogida por el Museo de Arte Contemporáneo de Puerto Rico, retoma las tensiones y los frutos de la apropiación como vehículo para replantearse las responsabilidades culturales e ideológicas del arte actual. La sorpresa que produce Linares no tiene que ver con “lo nuevo” sino con “lo viejo”. Sigue leyendo