Etiquetas
André Kertész, crítica cultural, ensayo erudito, ensayo especulativo, escritura, especulación, Giorgio Agamben, Jean Claire, libertad de pensamiento
por Lilliana Ramos Collado
a Lena Burgos
Prefiero —y preferir es, para mí, un riesgo calculado— escribir ensayos críticos abiertamente especulativos. Salvo algunas excepciones, no uso bibliografía en contrario a mi propuesta (pelear con el texto del Otro me parece una mezcla de soberbia y de vagancia) pues no soy rival de otras lecturas que me preceden, sino que deseo aumentar el espacio de discusión sobre aquello que me interesa. Aprovecho mi acercamiento al tema para migrar constantemente entre disciplinas y posturas, según lo han hecho pensadores que admiro, como Michel de Montaigne, René Descartes, Joseph Addison, Blaise Pascal, Denis Diderot, Stendhal, John Ruskin, Eric Auerbach, Northrop Frye, Peter Brooks, Anthony Vidler, y más recientemente, W.J.T. Mitchell, Eve Kosofsky Sedgwick, Giorgio Agamben, Judith Butler, Jean-Luc Nancy, Tim Edensor, Christine Buci-Glucksmann, James Elkins, Denis Cosgrove, Jean Claire, Henri Lefebvre, Georges Didi-Huberman y tantos otros.
Como estos importantes críticos y teóricos, creo en la fuerza persuasiva del ensayo y en la libertad de asediar los temas desde varios ángulos a la vez con un estilo exaltado y deliberadamente estético. De estos autores trato de imitar la forma discursiva que conmina al lector a pensar juntos y que nos permita sentir gozo al leer y deseo de conocer más para seguir una mutua y emocionante conversación. Quisiera que escribir fuera como leer con los demás. En el estudio de la literatura no siempre hay que producir un tractatus pormenorizado y a prueba de toda crítica en contrario, como si el análisis de objetos culturales pudiera llevarnos a una sola verdad final y firme. El discurso incierto, audaz, abierto al diálogo y al contagio intelectual es igualmente importante para el desarrollo de nuestra capacidad crítica y para crear conocimiento, sobre todo el conocimiento coyuntural y tentativo que la infinita riqueza de la cultura reclama. Sigue leyendo