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Charles Baudelaire, dinero, Fort Knox, moneda falsa, tesoro, valor de cambio
por Lilliana Ramos Collado
En un libro hermoso titulado Dar el tiempo, Jacques Derrida se preguntaba por la moneda falsa. Hablaba de Charles Baudelaire, y de uno de los pequeños poemas en prosa donde el poeta titubeaba sobre si dar a un mendigo una moneda falsa. Y yo me pregunto, ¿habrá alguna moneda que no sea falsa? ¿Acaso toda moneda no es, desde siempre, falsa: una mentira, un símbolo engañoso? Pues, ¿para qué nos sirve la moneda, sino para representar algo ausente, un valor negociado cuya determinación depende, no de una esencia ni de una verdad, sino de una circunstancia, con frecuencia impredecible, que nos convoca a pagar o a cobrar por un servicio o por un objeto? La moneda no es la cosa que se compra o que se vende, sino su espejismo en el registro incorpóreo de los valores de cambio. La moneda representa ese cambio —y es, por eso, siempre “cambio”, lo que se devuelve, lo que sobra por encima del precio de la cosa o del servicio. Es el cambio que excede al intercambio, es lo devuelto bajo la forma del sentido. Sigue leyendo