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Andrés Serrano, cuerpo, democracia, Estados Unidos, flujos corporales, Lilliana Ramos Collado, representación del cadáver

Andrés Serrano, «America» (Ken Cox, Set Designer) (2002).
por Lilliana Ramos Collado
“Eran felices. Tenían buenas fotos a color. Era fácil olvidar.” —Félix González-Torres, Vacaciones para olvidar
El 15 de febrero de 2006, el hondureño-nuyorquino Andrés Serrano, uno de los más polémicos y retantes artistas de la fotografía, concedió a ArtPremium una entrevista en anticipo a la apertura de su exposición en la Galería Walter Otero en San Juan, Puerto Rico. Hemos incorporado las preguntas y sus respuestas a los comentarios que componen el ensayo que sigue a continuación.
Extremoso en su atención al detalle, abigarrado en su construcción de la imagen, agresivo en su instintiva recurrencia a la paradoja y al oxímoron visual, desafiante en su temática y en la selección de sus sujetos, y nítido en su representación de las texturas del mundo, Andrés Serrano mesmeriza al espectador que se siente simultáneamente atraído y disgustado por sus imágenes gigantes y espléndidas. Lanzado al centro del escenario de la polémica artística en 1989 con su fotografía Piss Christ (1988), nos reta a usar el cuerpo humano como lente a través del cual mirar un mundo presa de la precariedad y la confusión.

Andrés Serrano, «Immersions» (Piss Christ) (1987)
Acusado de perversión, de herejía, de vulgaridad, ha acumulado una obra ingente que, depredadora de lo perverso, lo hereje y lo vulgar, se acerca a la experiencia humana contemporánea con los ojos llenos de un asombro verdaderamente filosófico. Este asombro contagioso —que nos tienta a mirar cuerpos vedados y escenas desconcertantes por su franca artificiosidad pletórica de utilería y suspendida sobre un limbo de estudio fotográfico— crea la ocasión para un serio replanteamiento de la labor del fotógrafo. En el caso de Serrano, yo hablaría de una práctica fotográfica promotora de una verdadera libertad. Sigue leyendo