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Alatiel, Beckett, Boccaccio, Cervantes, Dante, Goethe, Segalen, turismo, viajar, Voltaire Cándido
La persona que regresa a casa regresa a rehacerla más ancha, más hermosa, enriquecida por el viaje.
por Lilliana Ramos Collado
El viaje se adelanta cuando nos adelantamos nosotros hacia el mundo. Los hay que nunca salieron de su casa, como Mercier y Camier, locos payasos de Samuel Beckett; los hay que prefirieron el más allá, como Dante, y pusieron pie en el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso; los hay delirantes y ansiosos, como los que abordaron un cohete inventado por Julio Verne para ir de la tierra a la luna; los hay miedosos, los que viajan en secreto, y atisban el mundo de incógnito, como el hombre invisible de H.G. Wells; las hay chicas adorables secuestradas por piratas después de una falsa muerte, que regresan a su casa todavía vírgenes a pesar de haber visitado el mundo entero, como la Alatiel de Giovanni Boccaccio. Estos son ficción, pero están también los viajes verdaderos, como los de Pausanias, el primer turista de Occidente; como los de Marco Polo, primer antropólogo de Oriente porque regresó a su casa para hacer el cuento. Y más cerca de nosotros, Víctor Segalen nos cuenta sus aventuras como médico naval en el pacífico y nos da su versión material de lo que sólo habíamos conocido en las imágenes de nativas pintadas por Paul Gauguin.