Jiménez nos habla de la pérdida y de la necesidad de pensar en sus soluciones, no mediante la prédica, sino al asomarnos a un nuevo panorama de lo sensible que amplía nuestra capacidad de sentir esa pérdida y comprender nuestra situación en el mundo y buscar soluciones.

400 NUEVOS SOLES. Cindy Jiménez Vera. 2da edición. San Juan: Ataraya Cartonera (2014).
por Lilliana Ramos Collado
Por muchos siglos, la pregunta por la poesía solía ser ¿Dulce o útil? Así se debatía si un poema debía interpelar al placer mediante su propia belleza figurativa y sonora, o si debía el poema asumir la tarea de los maestros: enseñar, moralizar, ser útil a la constitución de una buena ciudadanía.
La llamada “literatura comprometida” es una de las manifestaciones tardías de esa literatura didáctica. El giro que ha tomado desde principios del siglo XX el uso de la literatura para postular “verdades políticas”, “críticas al Estado”, “actos de concienciación ciudadana”, “lecciones de moral revolucionaria”, “peticiones de justicia”, “revelaciones del mal en el mundo”, por ejemplo, ha venido de la mano con justificar la literatura recalcando que su belleza debe ceder ante su capacidad para traernos a una vida mejor.
En el peor de los casos, esa “literatura comprometida” suele ser simplista en la expresión de sus propuestas, abusa de la consigna de corte publicitario, es estridente en sus reclamos, y no busca persuadir, sino imponer una forma de ver el mundo. Se trata de una literatura que no “muestra”, sino que “dice”, que no enseña a pensar por criterio propio, sino que exige obediencia a una lógica moral que presupone la existencia de un lector que debe ser enseñado a comportarse.
De ahí que mucha de la literatura comprometida suene a matraquilla, sea aburrida, y ponga al lector en guardia y presto a defender su libertad de pensamiento y de acción. Esta literatura olvida que el conocimiento debe traernos placer, y que sin el placer no hay aprendizaje.
Ese es el reto que enfrenta el espléndido nuevo libro de Cindy Jiménez Vera, 400 nuevos soles, un hermoso libro de cartón cortado a mano, en edición escasa, de portada pintorreteada, con guardas de papel de periódico y tripa en fotocopia grapada en el lomo. Bello por su elocuente modestia, el libro en su materialidad nos pone a pensar. Sigue leyendo →
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