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Bolero, el amor en la antigüedad, el amor en la Edad Media, Miguel Bosé, Papito, Shakira, Si tú no vuelves
por Lilliana Ramos Collado
Recuerdo la primera vez que escuché a Shakira, junto a Miguel Bosé, interpretar “Si tú no vuelves”, parte de disco titulado Papito que es, de hecho, un disco perfecto. [Escucha la canción y disfruta el vídeo aquí: https://www.youtube.com/watch?v=0FXHti3r_dQ] Papito da cuenta de los amores musicales de Bosé con tantos de sus amigos cantantes. En la letra atropellada de esa canción quejosa y hermosa, creí encontrar el catálogo de males del amor: pérdida, lejanía, noche, requiebro. Pensé en ese “amor lejano” cocinado a fuego lento en el siglo XII en Francia, que a la vez emulaba los requiebros de un Tibulo, de un Propercio y de un Ovidio, igualmente tristes, desolados, abandonados, y hambrientos de recuperar un amor en fuga, quienes escribieron tantas y tantas «elegías eróticas» en la Antigüedad…
Que todavía hoy los boleros se acerquen al amor desde ese repertorio antiguo y medieval de soledades y desolaciones da mucho que hablar: quizás el hecho de que el amor siempre sea uno y el mismo; y su consecuencia: el amor no viene a nosotros para hacernos felices. El ser amado, al decir de Jacques Lacan, es un conversante inhumano, cuyas palabras nunca traen el cuerpo de la mano. El amor nos saca a todos ese jugo doloroso que llamamos “lágrimas”.
“Si tú no vuelves”, musita Shakira, “se secarán todos los mares y esperaré sin ti tapiado al fondo de algún recuerdo”. El encierro en la angustia de la pérdida se muestra en el soliloquio. El amante solitario habla solo mientras riñe sin saberlo con su propia alma. El ancho mar da cuenta exponencial de las lágrimas, de un “mar de lágrimas”; la espera anula el tiempo donde se instala, “tapiada”, la desesperación. La inmovilidad, hija de la espera, da cuenta de un alma estancada que delira, mirando con fijeza la interminable película mental de “lo que fue”.
Y Bosé reponde: “Si tú no vuelves no quedarán más que desiertos y escucharé por si algún suspiro le queda a esta tierra”, porque, en el amor, el mundo entero parece resbalar hacia la decandencia, y la tierra misma va muriendo con nosotros. El mundo era hermoso cuando había reciprocidad, y ya ha perdido, en la soledad, su perfume. De hecho, ha perdido toda esa materia que da la cercanía.
“Y cada noche vendrá una estrella a hacerme compañía” y esa estrella te dirá de mí para que “sepas lo que hay”. Esa distancia astronómica marca la enormidad de la distancia, un dolor de dimensiones intergalácticas, la infinitud de la noche temible del desasosiego. “Si no vuelves no habrá vida, no sé lo que haré”. Es la estrella la que habla. Con el desamor, el universo esta abocado a desaparecer. Soy invisible, soy la estrella que no ves. Ella te habla, y tú no escuchas.
Contigo, el mundo es infinito. Sin ti, la noche oscura del alma es infinita. Contigo el tiempo de detiene. Sin ti el tiempo se precipita hacia la oscuridad. “Caminaré con mi tristeza bebiendo lluvia”. Valery ya lo había dicho: “Llueve sobre mi corazón como llora sobra la ciudad”. Qué elocuencia la del amante desolado que lleva el mundo a la catástrofe por la pérdida de un amor. Y qué bella canción que nos hace desear haber perdido un gran amor para poder escribir gran poesía…
«… sólo es posible vivir si en la casa del corazón arde un buen fuego» Alejandra Pizarnik:
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Véase los primeros capítulos de una novela rosa escrita en bolero, Montevideo a Punta: la versión de un bolero en voz de la Tellado, por Gerardo Torres Rivera
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Gracias, Daniel, por la referencia!!!
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Y gracias, Jan, por el enlace!!!!!!!
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Gracias a ti por la información !
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Me quedo un poco estupefacto, hace cosa de unas tres horas andaba yo buscando ilustraciones de manuscritos medievales donde apareciera la escena de un amante entregando el corazón a su amada, y mira por donde ahora encuentro la que aquí aparece encabezando tu nuevo artículo. Esto vino por el libro de actas de un simposio que estoy leyendo titulado «Visiones de pasión y perversidad» donde aparece un corto estudio analizando representaciones alegóricas y emblemáticas que utilizan el motivo del corazón. Por si te interesa, veo que hay una versión digital aquí:
https://www.academia.edu/8482792/Donde_habita_el_amor_regio._El_coraz%C3%B3n_en_la_cultura_visual_%C3%A1ulica_de_los_siglos_XVI_a_XVIII
Tema universal e intemporal donde los haya este que traes Lilliana, representado infinidad de veces en el arte. Cantado por trovadores medievales y en las canciones populares de nuestros días, a todos en algún momento nos resuenan con especial intensidad.
De corazón, un abrazo
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Jan querido, gracias por entregarme tu corazón!!! 🙂
Hay tres libros muy bellos que compré hace tiempo. El primero, del rey René de Anjou, «El libro del corazón de amor prendido», cuyas ilustraciones miniadas, en la edición de Joaquín Olañeta, presentan el corazón literalmente montado a caballo en ajuar de caballero andante en pos de su amor…; el segundo, un tomo bellamente ilustrado que se titula «The Book of the Heart», de Eric Jager, que pormenoriza la historia de libros en forma de corazón que los amantes encargaban para entregar a su amada siguiendo la metáfora de que el corazón que se entrega lo hace como libro abierto «libro abierto». Y otro sobre el jardín del amor, publicado por Taschen, que se titula «Théâtre de l’amour: El jardín del amor y sus delicias». Cariños!!!!!!!!!!!!!
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